El buzo

El sol estivo, como intensa fragua,
refráctase en los líquidos cristales;
lanza el tumbo rugiente sus raudales
contra el ancho playón de la cancagua.

Del costado en vaivén de la piragua,
baja el hombre a las grutas de corales
en las que fauna y flora colosales
cubren la móvil lobreguez del agua.

Y perdido entre selvas prodigiosas
de algas, fucus* y anémonas radiosas,
va apartando sus bóvedas y cruces

que se funden en perlas fugitivas,
mientras un pez de láminas activas
late un chorro polícromo de luces.

Francisco J. Falquéz Ampuero
guayaquileño; 1877-1947

*¿Fungus?