Cruces de noviembre

Gritos ahogados incesantes 
les raen sus ropas como hiedras.
Ojos sin lágrimas anhelantes
llevan el vientre lleno de piedras.

Sumergido el ímpetu seco,
el agua se tiñe en sus heridas.
Retumba en la calle el eco
desde su memoria sumergida.

¿La hunde al adoquín la calle?
¿Atraviesa a la piedra el alma?
¿Cuánto lastre la sangre precisa
para oír la clamante prisa
que el río erosionó a calma
logrando que el dolor se acalle?

16 de noviembre de 2015

Jorge Luis Pérez
guayaquileño; 1987 -