Alfabeto para un niño

Amor de Patria comprende
cuanto el hombre debe amar;
su Dios, sus leyes, su hogar,
y el honor que los defiende.

Bondad, el que la merece
con ánimo siempre igual,
ni se abate con el mal,
ni en el bien se ensoberbece.

Candor en toda expresión,
callar lo más que pudieres;
muy cortés con las mujeres,
pero sin afectación.

Dios es el sabio creador
que conserva y ama al hombre,
sea cual fuere su nombre,
condición, secta y color.

Estudio y aplicación
forman a la juventud,
y emulación de virtud
sin envidia ni ambición.

Franqueza, nunca indecencia,
usa en la conversación;
disimulo y no ficción;
libertad, nunca licencia.

Gratitud siempre al favor
es un deber justo y grato;
y por eso el hombre ingrato
es un monstruo que da horror.

Honor es en sumo grado
el alma del ciudadano:
sin honor es miembro vano,
o pernicioso al Estado.

Ira hace al hombre un tirano
de inferiores y de iguales:
la ira es propia de animales,
porque no es afecto humano.

Juego es una diversión
honesta, si es moderado;
pero si es inmoderado
causa nuestra perdición.

Libertad ¡oh dulce nombre!
hermoso y celeste don:
tú eres la misma razón,
tú eres el alma del hombre.

Moral, la sana moral
consiste en amarse bien,
en hacer a todos bien
y en no hacer a nadie mal.

Naturaleza sagaz
llena y rige al universo:
todo está bien; el perverso
solamente está de más.

Oro es un bien apreciable
para el cómodo sustento;
pero es el mayor tormento
la sed del oro insaciable.

Pereza es enfermedad
tan mala como la muerte;
así no cabe el inerte
en ninguna sociedad.

Quijotería es un vicio
que causa risa y desprecio,
pues en un quijote necio
corre aventuras el juicio.

Respeto a los superiores,
respeto y amor al padre,
amor, ternura a la madre,
reverencia a los mayores.

Sociedad es el estado
en que con otros vivieres,
y serás social si fueres
justo, modesto y aseado.

Tiranía y opresión
suenan y expresan lo mismo:
para salir de este abismo
es honrosa toda acción.

Venganza, nunca jamás,
nunca, nunca odio o rencor;
porque no hay placer mayor
como amar y perdonar.

Yo debo ser el primero
para mi conservación;
mas por buena educación
en sociedad el postrero.

Zelo en cumplir su deber
en cualquiera condición,
es la única ambición
que un niño debe tener.

Estas reglas, hijo amado,
te harán un niño gracioso,
un joven pundonoroso,
un hombre bueno y honrado
y un anciano respetado,
que a sus iguales auxilia,
sus diferencias concilia,
con bondad, no con rigor,
y muere siendo el honor
de su Patria y su familia.

José Joaquín de Olmedo y Maruri
guayaquileño; 1780-1847

*Arcaísmo; calco de la voz francesa zèle, que quiere decir «con gran y entusiasta devoción a una causa o ideal, y diligencia incansable hasta su culminación».