A Luisa Pasamanik
Muchos pecados cometí en la vida...
La deuda larga es, seguramente:
y Dios a veces cobra de repente
sin avisarme que hay letra vencida;
entonces, tras primer reacción de herida;
me pongo a mediar serenamente
y luego acepto resignadamente
que hay que pagar las deudas, sin huída.
I esperar que por fin me llegue e leía
cuando la cuenta quede ya saldada,
sin amarguras y sin rebeldía;
y confiar en que sea acreditada
alguna buena acción, que apuraría
arribar a la paz tan deseada.
Francisco Pérez Febres-Cordero
1934-2010; guayaquileño