Gracias, mi Dios...

¡Gracias, mi Dios, por este fausto día!
¡Vi al Hermano Miguel canonizado
y a Juan Pablo II he saludado
mientras, todo bondad, me sonreía!

¡Gracias, mi Dios! No puedo todavía
salir del éxtasis que me ha embargado!
Consciente de lo mucho que he pecado,
fui dado más de lo que merecía...

¡Gracias, mi Dios (y ¡gracias!, Santo Hermano).
Siempre me llegas con Amor patente
cuando preciso que me des la Mano.

Trataré de ser más y más paciente;
de buscar lo divino en cada humano;
y de seguirte más intensamente...

Roma, 21 de octubre de 1984

Francisco Pérez Febres-Cordero
guayaquileño; 1934 - 2010