Llévatela, enero

Enero destemplado y lluvioso
congelando el caminar asomas
con sus rojas mejillas de sombras
y su sombra rojiza de hinojo,
su cintura que aún cuesta olvidarla,
manos que sostuvieron las mías…

La nostalgia y la ira hilas
cuando recuerdo que debo odiarla.

Salpica en la brisa de su encuentro
la memoria chata y dolorida
que hilvanó en mi pecho yerto
su aroma de ayer a sangre fría.
¡Llévatela lejos al invierno!
¡Que ni su eco traiga la brisa!

21 de agosto de 2012

Jorge Luis Pérez
guayaquileño; 1987 -