Mi corazón, que hasta ahora amor no tuvo
generoso, sincero;
que cariño buscando siempre anduvo
sin encontrarlo, empero;
hoy al tuyo se acoge, como llega
a la mar no violenta
la barquezuela endeble que navega
huyendo a la tormenta.
Bríndale dulce asilo, tierna calma:
te dará amor ferviente;
la felicidad que habrá en mi alma
durará eternamente.
Francisco Pérez Febres-Cordero
guayaquileño; 1934 - 2010