Breve explicación de lo que es ser zurdo

al abogado José X. Solines Zea

Zurdo nací, zurdo soy, y viendo
aquel horroroso atentado
que esta vida ha preparado
contra mi gente yo ya entiendo
que tendré que vivir recibiendo
castigo por lo que no he hecho:
¡qué gran dolor aquí en el pecho!
que mi propia madre lo sabía
y a pesar de ello me decía
que siempre me parase derecho.

Fácil es dar con la evidencia,
no se va a tardar al buscarla
y menos aún en encontrarla:
el Libro tiene la referencia
y hay una clara preferencia
que llegué a reconocer tarde.
Quien lo niega en el fuego arde
y desconocerla es pecado,
pues nuestro Jesús glorificado
está a la derecha del Padre.

Y que no se me malinterprete,
que no lo digo por atentado,
mas Jesús y Dios me han juzgado
—y esto no hay quien lo objete
ni habrá quien además lo rete—
aunque sea raro a los gustos
mi feo salero tan adusto:
yo creo que me haré ateo
pues leí que dijo San Mateo
«en la derecha están los Justos».

Lo hicieron con dedicatoria,
y no se mostraron comprensivos,
con nosotros fueron agresivos.
Aún de forma satisfactoria
no nos llega la mitigatoria:
Ni San Pedro nos supo entender
pero la verdad se ha de saber,
y perdón por no sonar muy parco,
¿mas recuerdan a Juana de Arco?
Quizás por zurda hubo de arder.

Y es que algo se debe saber:
vengo de un pueblo perseguido,
por la desgracia siempre ungido 
y estamos sin saber qué hacer:
hasta la lengua hemos de temer
que en una conspiración siniestra
con el diccionario nos adiestra,
y en fin, los que no nos hacen ascos
y nos ayudan son, pues, los vascos:
nos dieron 'izquierda' por 'siniestra'.

Mas somos los grandes olvidados
pues si usted se pone a contar
inmediatamente va a encontrar
con que estamos discriminados
por no estar bien representados:
nuestro pueblo se va a extinguir
y para poder bien sobrevivir
si de verdad nos quieren ayudar
cuando algo se deba evacuar
«zurdos, mujeres y niños» decir.

Muchas veces nos han numerado
y resulta que somos muy pocos;
pero no nos hacemos los locos,
porque usted habrá escuchado
si es usted alguien enterado
de Durero, Escher o Rafael
Carr, McCartney, Hendrix o Kurt Cobain,
George Burns, Seinfeld, la Rana René,
Maradona, Messi, Cruyff, Pelé,
Alejandro, Tiberio o Ramsés.

Y la lista podría continuar,
pues cuanto zurdo vaya a existir
sabrá, rugiendo, hacerse oír,
y con mi canto les voy a contar
la historia de triste transitar
por la siniestra pérfida vida
hecha, sí, para otra medida
y menos cómoda que escabel
desde que Caín mató a Abel,
y desde entonces guerra perdida.

Desde aquella, la escuela infantil
ya comenzaron a perseguirme,
empeñáronse en convertirme
en un pobre educando servil.
Me hicieron sentir como un gil
con sus esquemas tan retorcidos.
Escribir bien nunca he aprendido:
pues con una mano: mal a medias,
y con la otra: mal a enteras
por hacerme así, invertido.

En cole pasé pasé peleando
contra aquel sistema absurdo:
no habían bancas para zurdos,
por eso me pasé codeando
a los que iba importunando.
Los compañeros aún recuerdan
(no hay quien la dignidad no pierda)
que se me lanzaron al ataque
y me perseguían con achaques
pues pateaba con la izquierda.

Para diestros fue hecho el mundo
pues lo hicieron a su medida,
y para ellos fue concebida
la vida misma, y sin segundo,
han encontrado hogar fecundo
en un lugar que no les repudia.
Vivir en su mundo les preludia
ser en felicidad absoluta,
y si no, conveniente resulta:
hay hasta quien Derecho estudia.

Por la ciencia, cosa comprobada:
las palabras bien no entendemos,
sino de movimientos sabemos.
(La mente zurda fue conformada
con las cosas un poco cambiadas
y entendemos más de movimiento).
Por eso yo digo, y no miento:
una mujer no puedo recordar
hasta que bien no la vea bailar
y no es por no estar atento.

Y con esto del movimiento se
resuelve clavarme una flecha,
pues se baila hacia la derecha
y yo por evitar algún roce
no hay momento que el baile goce;
¡qué acabose! No sé qué hacer:
llega a mi vida el atardecer
y no voy a ponerme a jugar
pelota o aprender a boxear
no tengo ya nada que aprender.

Ya quedamos que el mundo era
cual quinta esquina en cuadrado
para nosotros, y no hay lado
para zurdos en esta esfera
donde los gestos son nuestra vera.
Ellas me van a malinterpretar
si me aburro yo al conversar
y me darán un guantazo tieso
si voy y les robo un beso
y luego se irán a encabritar.

Pero soy zurdo y me aturden
cuando de hablar no dejan ellas,
y así consigo mis querellas,
por su palabreo que confunde.
A este pobre zurdo lo hunden
y sinvergüenza me saben decir
y así me acaban de infecir
no son mis intenciones macabras
yo no sé usar bien las palabras,
no por zurdo me vayan a herir.

Si yo de su nombre me olvido
es porque esa es la maldición
de mi zurdera puesta en acción,
no es porque lo haya querido.
En el fracaso estoy sumido,
en mi amargura me abraso
si reparo en el error craso:
las citas se me iban al tarro
porque al pasearlas en el carro
no podía pasarles el brazo.

¡No hay derecho a mi zurdera!
Si el mismo mundo que persigo
no quiere ni estar bien conmigo,
¿encontraré a la verdadera?
Tengo de las suertes la postrera,
y no sé qué más pueda yo hacer,
pues siento que me voy a deshacer
si en el amor ya vuelo bajo
tampoco triunfo en el trabajo
todo por culpa de zurdo nacer.

Aquí los problemas me abultan
porque en este nido de ratas
no me funcionan los abrelatas,
las cajas de cambio se ocultan,
aun saludar se me dificulta,
y difícil se nos hace cortar
(yo relaciones no sé terminar)
—gana un ciego a una tuerta—
difícil hasta abrir las puertas;
en fin, es difícil aquí estar.

Mi único sueño fue negado
por ser yo zurdo y ser honesto
y por eso ahora detesto
a la verdad, pues fui condenado,
ya que quería ser abogado
mas a mí nunca me contrataron:
por entrevista se enteraron
porque respondí de forma lerda
que hacía todo por la izquierda
cuando sobre mí me preguntaron.

En fábricas no he trabajado,
y no es porque no he querido,
es que por zurdo no he podido.
Trabajar conmigo, complicado
para el que esté implicado:
aunque trate en momento todo
de ubicarme en algún modo
donde no haya ningún contacto
—¡la gente no tiene ningún tacto!—
termino cortando algún codo.

Hasta dicen que soy huraño pues 
siempre yo me achico y dudo
cuando llega la hora del saludo
y hasta de ser cortés yo me les
niego ya que al dar la mano es
cuando muestro mi limitación
y me dejo fuera de acción
—castigo cercano a la muerte—
como no saludo con la fuerte
no puedo saludar cual varón.

Nacemos con el sino marcado,
y perdone que esto susurre,
me avergüenza lo que ocurre:
que debo estar yo alejado
del gobierno pues en el pasado
me lanzaba a jefe de curso
campaña centrista por recurso
no hubo elección que no pierda
pues sin quererlo soy de izquierdas
y es incoherente mi discurso.

En este mundo tan desamado
yo ni siquiera puedo transitar,
y, pues, sin poderme movilizar
no puedo llegar a ningún lado.
Estoy frito en este estado
donde para las calles recorrer
hay que tenerlo claro y saber
que aquí está todo invertido:
iré para el Reino Unido
y manejaré con mucho placer.

La patria así me desespera:
sin hacer las cosas con malilla
doblé sin más la otra rodilla
para la Jura de la Bandera
y del cole me echaron fuera.
Hasta la patria me va a odiar:
piensan que con fervor no sé andar
y dicen que soy un tontarrón
porque llevo la zurda al corazón
cuando es hora del himno cantar.

A veces me detengo y observo
este rostro frente al espejo
y me pregunto si mi reflejo
es en su propio mundo un siervo
y con su llanto yo me enervo
y no puedo dejar de preguntar
si no hay un modo particular
de yo asirme con mi hermano
y tomarnos fuerte de la mano
y de lado mandarnos a cambiar.

Quizás yo me sienta perseguido,
pero contareles con su venia
que el zurdo y la esquizofrenia
han sido por la ciencia unidos.
Así que de loco he fungido,
aunque la paranoia es normal
en este terrible mundo fatal
do todo parece un abismo
y por eso el alcoholismo
es siempre mi remedio ideal.

Además de todo lo hablado
y hablando de lo que es hablar
dicen que dislexia nos suele dar
(recuerden que ya he comentado
que las palabras de nuestro lado
no suelen estar). Pero por suerte
yo he salido un poco fuerte
y la enfermedad engorrosa
evadí de forma exitosa
sino, puese foeta inerte.

¡Qué calamidad nos va a rondar!
Viendo hay todos estos venenos
no sorprende que vivamos menos
porque la toalla hemos de tirar
antes y empezarnos a marchitar
de este mundo, que es un pelmazo,
y como no nos hacen ni caso
al fondo (e izquierda) iremos
y en el féretro encontraremos
bisagras mal puestas, ¡qué fracaso!

En fin, ya estoy yo de salida
espero que esta corta carta
sabiduría zurda imparta
y concienciemos que nuestra vida
está hecha con otras medidas
que a nosotros bien no nos caben;
espero que no nos menoscaben
y después de estos versos compartir
ya nadie nunca nos pueda decir
que de nuestras penurias no saben.

Y no vaya a desanimarse,
que ser zurdo está en sus manos.
Yo ya me despido, mi hermano,
porque es hora de levantarse
con pie izquierdo y sublevarse:
escuchen mis décimas amadas
que espero arranquen carcajadas,
y te deja ya, sin más prefijos,
este Jorge Luis Pérez Armijos,
que tiene la mano muy manchada.

Diciembre de 2013

Jorge Luis Pérez Armijos
guayaquileño; 1987 -