Soy un poeta montubio
de este siglo veintiuno,
y vengo a cantar mis versos
como no canta ninguno.
si yo no digo lo que soy,
si no les muestro mi mundo,
sino me asomo a este portal
¿quién valorará lo montubio?
Lo montubio y la ciudad
siempre anduvieron juntos,
hay que saber agüaitar:
un montubio es vecino suyo.
Er monte no queda lejos
sólo nos separa un muro,
antes que esto juera ciudad
esto era un campo montubio.
Er montubio priesente está
cada vez que toman desayuno,
en er café con bolón,
en er queso con maduro.
En la tortilla de maíz
en los mangos, en los frutos,
en er arroz con menestra
que devoramos con gusto.
Er montubio volando va
como pájaro en arbustos,
entre mitos y leyendas
de los cantares montubios.
Tienen un saber natural
razonamiento profundo,
un lenguaje con identidad
propio de su terruño.
Este saber vengo a declarar
pa’ no quedarme mudo;
antes de irme de aquí,
a mi campo con mi mulo.
Aquí hay un hombre de verdad
que siempre quiere ser justo,
trabajador, amigo leal;
téngalo usted por seguro.
Gabriel Paredes
guayaquileño; 1962-