En la inauguración de su estatua
Cantar en su presencia, es osadía;
Tu excelsa Musa con su verso de oro,
En el Parnaso, conquistó el tesoro
De la rima, del metro y la armonía.
Hay en tu verso plenitud de día;
Tu ritmo suena cual timbal sonoro,
Y en tus poemas diáfanos, añoro
El arpa de cristales de mi ría !
Finge una orquestación sublime y leve,
La cascada perpetua de tu acento,
En la que tiene la Belleza un rito;
Y ante tu nombre, cúspide de nieve,
Se enciende el sol, se paraliza el viento,
Y se inclina callado el infinito !
Arroyo del Río
guayaquileño; 1893-1969