Romance de mi destino

Todo lo que quise yo tuve que dejarlo lejos,
siempre tengo que escaparme y abandonar lo que quiero.
Yo soy el buque fantasma que no puedo anclar en puerto;
ando buscando refugio en retratos y en espejos,
en cartas apolilladas y en perfumados recuerdos.

Nadie sabe como yo el lenguaje de los pañuelos
agitándose en los muelles, sacudiendo el aire trémulo.
Nadie como yo nació con destino marinero;
la única flor que conozco es la rosa de los vientos.

Por más que estiro las manos nunca te alcanzo lucero,
jugo de amargos adioses es mi vaso predilecto;
yo me bebo a tragos largos mi pócima de recuerdos
y me embriago en lejanías para acariciar mis sueños.

Abel Romeo Castillo
guayaquileño; 1904 - 1996