Estancia de amor

¡Quisiera ser más bueno, señor! ¡Para mirarla
desde el humilde valle de mi resignación!
Si tu ley es tan dura que condena a olvidarla,
yo no sé lo que haría… Te pediré perdón…
Mi culpa es la locura de querer engastarla
como perla preciosa sobre mi corazón…

Culpa que hace más bueno, debe ser culpa santa.
¡Ya ves cómo, en silencio, te bendigo, Señor!
Y bendigo la nieve polar de su garganta
y bendigo los pétalos de sus labios en flor,
ese rostro de virgen, esas manos de santa
y esos ojos nostálgicos de otro mundo mejor!

José María Egas
mantense; 1896-1982