Cuando te inclinas al recio empuje de tus pesares
y cuando lloras al rudo golpe de tus congojas,
hay en tus ojos hermosas perlas, como en los mares
y en tus pestañas brillantes soles, como en las hojas.
Y cuando sufres y esa tormenta de los titanes
ruge en tu pecho, como el oleaje de las riberas,
hay en tus ojos las grandes llamas de los volcanes
y en tus pestañas las rojas chispas de las hogueras.
Y cuando sientas que te derriten tus amarguras
saliendo fuera de los más hondo de tus entrañas,
hay en tus ojos los grandes lagos de las llanuras
y en tus mejillas se ven torrentes de las montañas…
Llora tranquila por tus pesares, por tus dolores…
después que pasan las tempestades vienen las calmas;
quieren rocío las esperanzas, como las flores,
quieren rocío los corazones, como las almas…
Félix Valencia
latacungueño; 188?-1918