trata pronto de arrancharle vida al aire,
que cuando se da cuenta que finalmente nadie
lo ayudará i que la muerte ya lo guarda
está esta cavidad robada de su sangre,
que sólo la soledad circula en sus venas
vacías de vida, pero llenas de tristeza
rondan aletargadas i muy muertas de hambre
buscando ser una con la piel que te envuelve,
de nariz dándose seco contra las paredes,
te busca i te busca i encontrarte no puede,
le pide le pide a los vientos que regreses,
espera intranquilamente i tú ya no vuelves
i sólo al cerrar los ojos es que apareces.
Abril de 2007
Jorge Luis Pérez
guayaquileño; 1987