Ella mira siempre en su ventana
el camino por donde lento viene
un hombre que en sus manos le trae
el corazón abierto que merece;
con el palpitar que nunca acaba,
a sus latidos regalarle siempre
ella lo espera tranquila siempre
hasta que aparece a la ventana
donde la ruta que lo trae acaba
i hasta la puerta lo ve que viene
ella le abre porque él merece
pequeño obsequio que sí le trae.
Ella le abre la puerta i trae
el amor fuerte que lo vive siempre
i regala cada vez que merece.
Él que se asoma a su ventana
hasta sus pies ella con prisa viene
i de besarle aún no acaba.
Si la ilusión a él se le acaba
del beso que contenta ella trae
no sentiría cuando ella viene
ese amor que los ha desde siempre
unido al marco de su ventana,
i el beso fiel todavía merece.
Por eso ella cuando lo ve siempre
le entrega desde esa ventana
el amor que para él nunca acaba
i devuelve con pasión que él trae
de su boca para poder siempre
dárselo cuando corriendo ella viene.
Una vez encontrados labios viene
una promesa que sólo merece
un gran romance que vivirá siempre,
porque el amor nunca se acaba
i cuyos frutos felicidad trae
a los que no ven desde la ventana.
Viene la palabra que él merece
—acaba el día cuando la trae:—
te amo siempre desde mi ventana.
enero de 2007
Jorge Luis Pérez
guayaquileño; 1987