1
Las aguas de este mar son esas mismas
que nos ven dialogar sobre la arena
cada bello domingo
que la ternura de tu amor me entrega.
Rumbo a Galápagos lo voy surcando
y el barco desenrolla una alba estela,
que es una vía que nos va dejando
para unir nuestras almas sobre ella.
3
,,¿Conversamos, mi amor?'' ¡Pero si estamos
en un diálogo intenso:
usando en vez de frases
maravillosos besos!
4
No dejo de decir que eres un ángel.
Lo digo y lo reitero.
¿Cómo, si no, explicar, que al lado tuyo
me sienta transportado al mismo cielo?
7
Una serpentina blanca
se enrolla y se desenrolla:
la ola sube bramando;
cantando baja la ola.
La suave brisa refresca
nuestros cuerpos que el sol dora;
van dibujando en el aire
corazones, las gaviotas.
Estoy leyéndote un poema;
mi mano tu mano toca;
se encuentras nuestras miradas
y se juntan nuestras bocas.
17 de junio de 1978
9
Amor que llegaste un día
cuando mi fe se moría
y la hiciste renacer;
amor que llenaste el alma
de luz y confianza y calma
y canciones de placer;
amor caricia y dulzura
que va desde la ternura
a la vibrante pasión;
amor de descubrimiento;
amor que es renacimiento
de la fe del corazón;
amor divina fontana;
amor abierta ventana
para tu alma mirar;
amor paz y mansedumbre;
amor vehemencia y lumbre;
amor entrega sin par;
amor que espera y ansía;
amor que va cada día
creciendo con más ardor;
amor cielo prometido;
amor que en cada latido
grita sólo ¡amor!, ¡amor!
12
Al abrir de mi cuarto las cortinas
hay un bello paisaje ante mis ojos:
detrás de un horizonte de edificios
el sol reparte cien matices rojos.
I no puedo gozar de este paisaje
porque he venido a México incompleto;
me falta mi mejor mitad, mi Silvia,
de mi vida principio, fin y objeto.
15
Cuando yo pienso en tí, te pienso en verso
y es lógico, mi amor, que así suceda:
¡porque eres, por tí misma,
un bellísimo poema!
16
De tantos, tantos versos
que te he escrito,
no te sorprenda, Cielo,
si me repito:
ello sólo confirma
mi viejo axioma:
¡nuestro amor necesita
de un nuevo idioma!
18
Extraño tus ojos límpidos
todos ternura al mirar:
tu cabello que en mi mano
duplica su suavidad;
extraño tu frente tersa
y en elle el claro lunar;
la manera cómo me hablas
y tu forma de escuchar
y esa brillante sonrisa
iluminando tu faz;
extraño tu risa, alegre
campanilla de cristal;
tu hombro, en el que reclino
mi frente, buscando paz;
extraño tu suave trato
y tu sensibilidad
y la dulzura que emana
de tu ser angelical.
Te extraño y sé bien que nunca
de mi corazón te irás.
19
No sólo la brújula
que hacia el norte me guía;
eres el mismo norte
de mi vida.
20
Te amo serenamente
cuando estoy cerca de tí
Te contemplo
serenamente
cuando me miras
me hundí en tu mirada
serenamente
cuando estamos lejos
te extraño
serenamente
I al verte de nuevo
te abrazo y te beso
apasionadamente
21
No importa si la presión
sin freno ninguno aumenta:
si en tus brazos se sustenta
tranquilo mi corazón,
no habrá ninguna tensión
capaz de meterme miedo;
a tu lado, amor me quedo
y con eso me refuerzo
¡pues en tu ternura inmerso
siento que todo lo puedo!
22
Si alguna vez, por cosas de la vida,
me dan un corazón artificial,
por muy sintético que lo hayan hecho,
una rítmica bomba, nada más,
tan grande es el cariño que te tengo
e impregnado de ti mi ser está,
que esa bomba insensible, al poco tiempo,
¡hasta más que el que hoy tengo te amará!
23
Ante mi, mar y playa.
Una leve humedad en el ambiente.
Gaviotas a lo lejos.
I una sombra nostálgica en mi mente.
Pero, ¿por qué la duda
si el cuadro está completo, en apariencia?
¡Es que no está completo!
¡En él falta tu física presencia!
Francisco Pérez Febres-Cordero
guayaquileño; 1934 - 2010