A Irene
Los puentes de cristal que yo te tiendo
los cruzas con tacones de acero;
no me miras, sabes te estoy viendo—
de un sin segundo no soy primero.
Extiendes las mano, yo muriendo.
Me enseñas la palma, te espero;
te cubres los labios escondiendo
secreto ajeno, traicionero.
Cuéntame tus ojos, plata del mar,
el secreto de tu finas manos
y hazme un puente que abordar.
Que se oxiden los aceros tacaños
para de miradas tus manos colmar
mientras cruzamos los puentes, los años.
2010
Jorge Luis Pérez
guayaquileño; 1987