Entre nuestros pétalos parecemos perdidos,
donde pasará la pureza, que es sencilla,
i la piel será tan perfectamente dormida,
como una lámpara que jamás vio camino.
Entre nuestros pétalos parecemos perdidos;
muy suaves caricias nos muestran, plácidamente,
que por nuestras manos un paraíso emerge
donde yo sólo de tus dulces versos habito.
Entre nuestros pétalos parecemos perdidos:
cuando ellas juntas, todo, feliz, se me escapa;
en el pensamiento casi es pecado del alma
que podamos tú i yo ser por siempre unidos.
168
Jorge Luis Pérez
guayaquileños; 1987