Apretón de manos a don Cristóbal

A Marco Arturo y Mariana León

En mi mundo-fantasía
donde vivo en realidad,
vuelo casi cinco siglos
al tiempo que quedó atrás
e imagino a don Cristobal
ya casi listo a zarpar.
Tras tantas luchas vendiendo
más que su sueño, su ideal,
en Palos de la Frontera
los últimos toques da
a aquellas tres carabelas
que tan famosas serán.
Este es el último día;
mañana ser hará a la mar;
¿qué pensamientos cruzando
su excitada mente van?
Pasa la noche rezando
en la iglesia conventual
de Santa Clara, pidiendo
a Dios éxito total...
Sabe que tiene un idea
concreta, pero... ¿saldrá
todo como lo planea?;
¿qué le espera en alta mar?;
de esos hombres que comanda,
¿cuántos no regresarán?;
si llega a India, como piensa,
¿podrá después retornar?
Estas y muchas preguntas
no dejan su mente en paz
y busca sosiego y calma
orando frente al altar.

¡Ah, don Cristóbal! ¡Tú nunca
alcanzaste a vislumbrar
cómo iba a caminar el mundo
gracias a tí, nada más!
I hoy estoy aquí en La Rábida
tratándote de alcanzar
a través de cinco siglos
con mi gratitud cabal
a tu mismo Dios le rezo
y en tu idioma puedo hablar
íntimamente hermanado
a esta España maternal.

En mi mundo-fantasía
vengo tu mano a estrechar

La Rábida, 16 de marzo de 1982

Francisco Pérez Febres-Cordero
1934-2010; guayaquileño