queda mucho de fuego, todavía.
¿O será cual el cisne en agonía,
que su canto mejor al mundo ofrece?
Lo que se espera menos, acontece.
La fuente que agotada parecía
se convierte en torrente cierto día...
¡otro hijo, a mi semilla, comparece!
Son cosas del destino, ciertamente.
Pero Dios siempre sabe lo que hace
aunque no lo entendamos plenamente.
Ser padre nuevamente, me complace.
I espero no seré muy indulgente
con el hijo que casi nieto nace...
Agosto de 1986
Francisco Pérez Febres-Cordero
guayaquileño; 1934 - 2010