Una vida que al bien fue dedicada
se refleja en tu nombre ancianidad:
primero, fuente de felicidad
en el hogar de tu niñez dorada;
estudiante lucida y destacada;
como amiga un ejemplo de lealtad;
poniendo en todo un sello de bondad;
a las leyes de Dios siempre apegada.
Más tarde, la ejemplar y dulce esposa,
la madre dedicada y cariñosa
guiando con su ejemplo y con su voz,
tronco de una familia respetable,
hoy tu presencia santa y venerable
nos ayuda a sentir de cerca a Dios.
1978
Francisco Pérez Febres-Cordero
guayaquileño; 1934 - 2010