Moderno potro de tormento alado
en el que nos montamos
en apariencia impávidos,
presionados
por la distancia, el tiempo y este humano
impulso loco, irracional, innato
de buscar peligro a cada paso.
Precariamente suspendido en lo alto
sobre abismos cabalgo.
Sin embargo
reincido en no escuchar el grito helado
de mi instinto --algo raro--
de autoconservación. De nuevo pago
por montarte y tal vez estoy comprando
mi entrada al más allá, incinerado,
inidentificable. Sin embargo
fuera ya de esta feria de retazos-
Liberado.
Febrero de 1969
Francisco Pérez Febres-Cordero
guayaquileño; 1934 - 2010