Pasajero migrando en noche oscura
voy adelante con destino incierto.
No sé cual es de mi destino el puerto
ni cómo llegaré con más premura,
para que acabe pronto esta aventura
cuya razón no entiendo aún. Lo cierto
es que un día, ya pronto estaré muerto
y no sabré por qué, en la sepultura...
Nacer... morir... ¡qué cosas tan sencillas!
En la mitad está lo complicado:
el dolor nos va haciendo zancadillas,
todo es absurdo e inarticulado.
Y sólo acaban nuestras pesadillas
cuando la vida misma ha terminado.
Agosto de 1968
Francisco Pérez Febres-Cordero
guayaquileño; 1934 - 2010