Transformación

A la Sra. Josefa Mendoza de Mora

Tan sólo ayer mi voz clamó, sonora,
por amores perdidos y sirenas;
y lloró por mis duelos y mis penas
buscando alivio en la virtud canora.

Tan sólo ayer me sorprendió la aurora
sollozando mis íntimas cadenas,
deplorando mezquino mis condenas...
¡Ah, la miopía juvenil de otrora!

Hoy miro más allá de mi vivencia
y el don de sufrimiento que me impele
al fin sabe el porqué de su presencia.

No sufre más quien solo se conduele.
Es el dolor más grande en la existencia
el que otros sienten y también nos duele.

Francisco Pérez Febres-Cordero
guayaquileño; 1934 - 2010