Mi dolor transformado en ironía,
tornada mi pasión indiferencia,
hoy sigo más feliz por la ardua vía
sin esperar y sin pedir clemencia.
Aunque la vida más y más me hastía,
continúo conformo la existencia
porque sé que mil veces peor sería
el tedio halló en la tumba y la inclemencia.
Amor ya no me atrae con sus engaños,
pues los pude aprender en pocos años
de abyectos corazones que creí buenos.
Y así prosigo, solo y tambaleante,
sin pensar mucho en lo que habrá delante;
y aunque no soy feliz, sí sufro menos...
Noviembre de 1958
Francisco Pérez Febres-Cordero
guayaquileño, 1934 - 2010