Qué marea de los recuerdos,
a la costa de la memoria,
añejos en tombos de hierro,
¡tráelos revueltos en noria!
Endulzadas en fino roble
van palabras dichas otrora—
que el silencio no me cobre
nuestro pasado y su mora.
La lejanía endulzó
las palabras que ya voladas
en su almíbar encubrió;
con sus suaves llagas callosas
de letanías se sumió
y cuando yo la recordaba…
¡partió!
2012
Jorge Luis Pérez
guayaquileño; 1987 -