desde la falda de la cordillera
hasta la lejanía se aglomera,
alfombra que Natura tejió, airosa.
En la espesura húmeda y umbrosa
el Jíbaro y el Aucas y la diera
acechan, y la boa traicionera,
y la piraña en la corriente undosa.
El papagayo pone colorido
al verde-oscuro del boscaje denso.
Mil monos vociferan sin sentido.
Tan sólo la floresta crece y medra.
El mundo se ha quedado aquí suspenso
en una prolongada edad de piedra.
1965
Francisco Pérez Febres-Cordero
guayaquileño; 1934 - 2010
guayaquileño; 1934 - 2010