Monólogo del hombre que se quedó mirando en el espejo

Tercer lugar del Ismael Pérez Pazmiño de 1978

I

a grosso modo
viven de soledad en grito
la contraética
la contralógica
ay del camino entre marx
y la piragua de guillermo cubillo
para rehabilitarse
es la ventolera de la libertad
la calma chicha de un vagón amarillo
en pleno corazón atropellado
nos mandamos a cambiar porque
el indio lorenzo también va a venir
aunque sea un momento
madre en este día
y no hay convocatoria más doliente que
morirse
a pajarazo
a gorrionazo limpio
a punta de aire
a vuelo de sustancia
(para los ojos cansados de mirar la
huida use murine del placer juvenil)
caído de violín
en cuerda floja
en arco de fatiga
«—vi gente correr y no estabas tú—»
        llueve
        llueve seco en mi dos sobremojado
        llueve a conciencia
        gratis
agua para curar espasmos y valginas
de sol y loquio
del sol y tario
los zapatos del tuntuneco
que bien que baila el muñeco
tienen el suing de ese camino largo
de anda y anda
vienen de recoger los pasos del che
        por santa clara
        por el escambray
        por el túnel de raúl puntacarretas
        puntapuñetas
ellos sí que se dicen al pan pum
y al tiro tiro

nosotros nos miramos frente a frente
para llorar a solas
dolor de ausencias
en el balcón aquel
esta noche de ronda

 

II

Hoy me has dicho que no
y me has dado en plenas matemáticas
en el mismo cuociente en que hace días
el mes se había dormido

en mi cuaderno está el dos acongojado
se me ha quedado sólido en el aire
el insecto que volaba de mí sobre mí mismo
rapazmente en mi mano leguleya

larga es la suma y el resultado triste
son tan bobos los días
hoy me da igual decirte que te amo
cantar coeficientes indecisos
o beberme de dos por tres todos
los alcoholes
lo que he sentido es fuerte
manazo

¿qué hace el uno sin su dos
el tres sin calzoncillos?
¿qué puede hacer un decimal sin respectiva coma
o la cabeza de einstein sin toda su ceniza?

esta es la quinta vez
y la anoto detrás de cada víspera
donde sin tu paréntesis
mi llave es una avispa que sobrevuela y cae

el número ignorante desconoce
el corazón del viento recorrido
hoy me has dicho que no y me he quedado
como un número uno parado en media
calle
solitito.

 

III

Mandrake el mago ranclea su chochez
su media luna
en el tíbira tábara final
de su existencia
y tiene listo el aire que lo ha de consumir
el triste viento que le secará la lágrima
el jorobado pómulo indeciso.

ya novamás la varita mágica de tantas tradiciones
ya no el embrujo de narda
cada y arruga
dónde mandraka la sutil
toda una señorita
mandrake está grave de mundo
pobre de ritmo
pánico de cintura
mientras baja rodando tiempo abajo

mandrake el pobre mago
se va a morir

en un rincón de la casa
lotario ríe desaforadamente

 

IV

De hinojos
bajo el clima feroz de las palabras
correteando a media sílaba para que no
despierten
las litis recurrentes e indeseables
había encendido el sol de un cigarrillo
me había puesto las tres de la tarde
en el sin ton ni son de la quijada matutina
juntando a pie las liendres arrogantes del
suspiro
sospechando de mí
de mi cebiche
de mi dedo amoratado y sin futuro
mi dedito
sin ninguna señal a donde señalar

sin embargo me he parado
y echado a caminar el desconcierto
balbuceo este niche que duerme bajo el ala
a pierna suelta
a brazo retenido
y lo idolatro entonces
me quiero mucho más que mi gusano y su
paciencia de santo
levanto la cabeza
y adláter de mí mismo, conspicuo,
salgo a beberme el rostro
el cómplice de bruces
malherido,
tengo la pila encendida de milagro
y la ternura de todas las fiestas ululantes
cucuyeo a mi espalda de punto en blanco
zapatos de dos colores
a ritmo y medio de pachecho y sus trompetas
efectivas

vamos a pie
guarachamente
«como arrullo de palmas»
sobre el piano de Larry Harlow
judío maravilloso
la cabeza me zumba una rumba
cuando andy montañés se suprime en el
tema
como meditando cielo a sombra

me pego el trago a borbotones
a salchichazo
a fritada elemental
y «una cabeza por favor»
«una cerveza»
que el sol resbala
por la cábala elemental de otro bolero

a crisis de canción
cheo feliciano
moreno herido en la jiba del recuerdo
huelo tu voz fantástica
a funeral de río
a cumpleaños de cuaderno
así de negro
con los ojos encinta
de pura melancolía sin respuesta

pero que siga la pachanga
la fauna fundamental de los tambores
que hay una sola sangre anacobera
caminando por todo guayaquil
a tientos
a distancias
cuervos fecundos palideciendo el día
replanteando la noche y sus verdugos
con la salsa en la piel
en la esperanza

Fernando Artieda Miranda
guayaquileño; 1945 - 2010