Corazón

Mi sucio corazón que no se baña nunca
se cambia de calzoncillos una vez por semana.
Arrincona sus heces una esquinita
se arremanga los diástoles
y se pone a escuchar
la música de salsa que le gusta
Antiguos capitanes de nostalgia caribe
le entrelinean la pirueta desangrada.
Pirata corazón
patalsueleado.
De cuántas buenas casas te han mandado sacando
pero siempre te las arreglas para que te digan
«qué mal la has visto
por qué no te quedas a tomarte otro traguito».
Conchudo
sinvergüenza.
Una bufanda de desastres te abriga la arteria
con que cantas viejos pasillos
o uno de esos boleros soberanos
que siempre le pelan los cables a las hembras.
Corazón resabiado
te cagas de la risa
como si fuera chiste lo que haces
y vas orinándote las puertas de los carros
pisándole la cola al gato
pidiendo a gritos más aguado de gallina
cuando sabes que ya no hay
sólo para poner en compromiso.
Un día de estos se te va a acabar la buena suerte
y te van a meter una paliza
que no va a haber Ismael Rivera que te salve.
Entonces
cuando te encanen
cuando te rompan el hocico por cabrón
corazón,
yo estaré junto a ti
—como tu pana que soy—
para abrazarte.

Fernando Artieda Miranda
guayaquileño; 1945 - 2010