Ha vuelto el que compraba las flores

el anacrónico de mierda
que mataba la noche a murcielagazo limpio.
Ha vuelto el niño de san antonio
el que grita
el ronco de oro que baila su gozadera sin bailar.
Ha vuelto el hereje
el asesino puro
el que inmoló a sus hijos en nombre del amor
y se bebió su sangre
y machacó sus huesos en medio de la fiesta
para resucitarlos.
Ha vuelto el buen marido
con el rabo entre las piernas
después del funeral de tanto símbolo deshecho.
Ha vuelto el que desflecaba y defecaba
el san arrecho crónico
el «infante difunto»
el «monógamo sucesivo»
el prontuariado libre de tanta jodedancia.
Ha vuelto a lomo de su sombra
después de la última feria de pecados
para curarse el asma de tantos desahogos
para volver a andar.
Ha vuelto el malabarista
el prestidigitador
el encantador de serpientes
el billarista a tres bandas
el inocuo
el inicuo
el cantor.
Ha vuelto el chuchacoso de tantas borracheras
el que enciende las luces del misterio
el manso
el tapiñado
el que jodió y jodió hasta que le sacaron la puta
y lo dejaron cojo
y lo dejaron vivo
solo porque estaba envuelto en papel celofán.
Ha vuelto el jardinero para regar las plantas
que casi se le mueren de abandono y silencio.
Ha vuelto como agua de manzanilla
navegando con bandera de cojudo
en el único mar que conoce
quizás porque no haya más
porque no hay sal que por mal no venga.
Ha vuelto el viejo mal genio
el boca sucia
el de los sueños cruciales
y los insomnios siniestros.
El que maldice y reza
el que predica y salta
el que come callado sus piedritas
y se fuma un maduro con queso
para aplazar los látigos del pasado.
El que toma y daca
el está bien que se me cuelguen
pero no se me hamaqueen.
Ha vuelto el cangrejo de todo hueco
el escorpión que se clava la ponzoña en la cabeza
el que le ruega a la vida
una caridad de culo que no se le niega a nadie.
Ha vuelto el poeta del carajo epicúreo
y la diarrea voladora
el de las ollas encantadas y del palo encebado
el cazador de fantasmas
el perseguidor
el caretuco
el tucoechancho
el ángel de la guarda
el que se caga en la tapa del piano
el pastor de sueños
el juglar de blasfemias
el panadero de hostias
el que cuida las puertas de la antesala del infierno
este pobre hijueputa que soy yo.

Fernando Artieda Miranda
guayaquileño; 1945 - 2010