Carmen

Viajera golondrina con música en el alma,
hermana que escribiste la inicial de tu nombre
dentro de mis entrañas, recibe este recado
como una jaula de nidos, trinos y campanas. 

Te recuerdo ¡Carmen! como una enredadera de luz
creciéndome en el alma, como una lluvia de besos
en una noche de guitarras a las doce y su silencio. 

Cuando pierdo la noción del tiempo y sus martillos
que nos golpea las horas como tambor el alma,
me llega el resplandor de tus pupilas
y en ellas la noticia de un mundo en primavera. 

Es profundo el impacto de tus ojos, y, es como la vida,
y, es como la muerte, y, no sé, a cuál de las dos evoco
cuando pronuncio tu nombre ¡Carmen! 

Cuando llores sin saber por qué y todo sea obscuro
Y sientas un vacío irrediable
por los caminos del mundo,
cuando todo sea como una alta marea de recuerdos
en el registro de tu memoria,
escribe sobre el aire ¡Carmen!
en los caminos y en los cuadernos,
la inicial amable de un poeta. 

Escribe la inicial de tu nombre
que canta y llora como un coro de guitarras
en altas horas de la noche,
mientras mi pecho es como el cielo:
un semillero de llagas como estrellas,
y en cada estrella la inicial de tu nombre, ¡Carmen! 

Escribe hermana la inicial de mi nombre
en tu memoria, entre ciclones de peces y sirenas,
sobre barcos, flautas y marinos… 

Por la huella de luz en tus pupilas
entre las mías, como un rosal de estrellas,
por este don supremo de encontrar a Dios entre tus labios
escribe, ¡Carmen! la inicial amable de un poeta. 

Jorge Astudillo y Astudillo
cuencano; 1946-