Sobre la inercia de la ausente vida
este miércoles tres, pasa de largo.
Nada deja de nuevo y, sin embargo,
ya comienza a doler su despedida.
Amaneció sobre la faz dormida
de la ventana y removió el letargo.
Luego avanzó con su arrebol amargo
y alternó la dulzura con la herida.
Día presente que te agotas tanto
–Fugaz versión de senectud y canto–
Cómo duele tan hondo tu partida.
Tal vez un Sol me cubrirá mañana,
pero tú no estarás en la ventana
recobrando un espacio de mi vida.
Gonzalo Espinel Cedeño
guayaquileño; 1937-2019