En el primer centenario de su muerte
La joven plenitud del continente
tiene aspecto de fúnebre escenario;
hay en cada volcán un incensario
y un responso de paz en cada fuente.
La selva por alfombra; el esplendente
confín, por cortinaje funerario;
el siglo, un pedestal, y solitario
sobre él, un redentor omnipotente.
Ante tu genio múltiple y fecundo
que a través de los tiempos nos inflama,
y con que en medio de la Historia brillas,
está callado y reverente un Mundo,
absorta y pensativa está la Fama
y la Gloria, gimiendo de rodillas!
17 de diciembre de 1930
Carlos Alberto Arroyo del Río
guayaquileño; 1893-1969