Para llegar a ti

Para llegar a ti debo tejerme un sombrero
que me proteja del sempiterno sol
de tu vetusto desierto.
Debo revestir al corazón
para que no se sienta descontento
cada llamada no contestada
con cada mensaje que ignoras
con cada «te quiero» no correspondido.

Para llegar a ti debo construir una escalera
e intentar, como todo aventurero,
descolgar del negro abismo un par de centellas
para decorar tu mesa de noche.
Que no sean dos, pues pensarás que me excedo.
que no se una, pues la vez me creas desinteresado.

Para llegar a tu debo componerte poesía, sin que creas que estoy enamorado.
Tendré que ignorarte levemente, pero no demasiado;
tengo que protegerte, sin parecer ni amigo ni hermano.
Debo ser la amalgama perfecta
entre horizonte y cercanía,
entre deseo y lejanía,
entre lujuria y amistad.

Para llegar a ti debo reprimir el capricho
de besar tus rojos labios,
de apresarte entre mis brazos,
de abrasarte en mi candi.
Debo ser, pero no ser.
Estar pero no estar.
Mirarte, sin siquiera mirar.

Para arrancarte, querida mía, al menos un quizás,
tengo que perder la identidad
y ser lo que quieres que sea;
un árbol otoñal en primavera
un rayo de sol en invierno.
Quizás por eso, me conformo con mirarte, contento
desde la lejana cercanía de mis sueños.

Joel Tomalá
guayaquileño