Me gusta encontrarte de madrugada,
en el rezago de nuestros refugios,
en el lapicero que dibuja tu espalda,
en la caída de todos tus muros.
Me gusta dormir contigo
y ser el espejo de tu mirada,
confesión desnuda al delirio
y corazón entregado a tu almohada.
Me gustas recostada en mi hombro
sentada a la rivera de primaveras,
mientras te relato luceros de fondo
en el óleo del amor en frontera.
Me gusta ser tu beso de vereda
y llevarte por adoquines de utopía,
mientras te pregunto por quimeras
o si vas a descobijar mis fantasías.
César Poveda
guayaquileño; 1987 -
guayaquileño; 1987 -