Como sal en honda herida
duele tanto el desamor,
pero es más grande el dolor
del puñal de una mentira.
Y es que el engaño castiga
sin piedad al corazón,
pone oscura la razón,
deja el alma a la deriva…
Después… continuar la vida
sin más deseo ni valor;
sólo el triste sinsabor
de una ilusión perdida.
Patricia Fassio de Castilla
guayaquileña; 1938