En mi cuerpo hay collares invisibles
ensartados con gotas de cristal
y con perlas de amor irreversible
que ha fraguado mi llanto maternal.
Con chaquiras oscuras derramadas
en las noches de vela y ansiedad
y con gemas color madrugada
he bordado mi flor de soledad.
De esmeraldas, turquesas y corales,
lacrimales llenados frente al mar,
fueron gamas de luz que en mi pasaje
quise en trozos de arena dibujar.
Cuando queden sin lágrimas mis ojos
dos rubíes de sangre brotarán;
con destellos de púrpuros despojos
en mi pálido rostro yacerán…
Patricia Fassio de Castilla
guayaquileña; 1938