¡Señor!… ¡Si es la inicial de mi destino!
¡Si no puedo olvidarla!… ¡Si es tan buena
como el azul de este paisaje andino!
¡Si es una hermana que salió al camino
como una bendición para mi pena!…
Hecha de ritmo, aromas y cristales,
ella es quien hace despertar el día…
Por ella hay en la fuente madrigales,
amanecen con perlas los rosales
y tienen las alondras melodía!
¡Yo quiero hacer en mis ensueños vanos
dos hemistiquios de sus labios rojos,
y traer de mis líricos arcanos
alburas de marfil para sus manos
y nostalgias de mar para sus ojos!
Mi vocación azul se la ofreciera.
La he dado toda mi melancolía.
Por ella se agostó mi primavera,
¡y sin embargo en mi dolor quisiera
tener algo que darle, todavía!
José María Egas
mantense; 1896-1982