Todo pasa en el mundo, todo dura
lo que dura una flor, un ave, un nido:
todo muere o se pierde entre la obscura
y pavorosa noche del olvido…
Mas, el amor intenso y la ternura
en que por ti, latido tras latido,
arde mi corazón y han convertido
mi vida en una noche de amargura,
no pasarán jamás. Podrán los años
rodar fugaces en veloz carrera
y apagar tus miradas y tus besos
con su soplo mortal… los desengaños
exaltarán mi amor, y cuando muera
¡aún en la tumba te amarán mis huesos!
Ismael Pérez Pazmiño
machaleño; 1876-1944