Convencimiento

Al fin me he convencido que la vida es un daño
que se quién nos hizo por un designio infando.
Que el dolor nos persigue y el placer es huraño,
que se nace con llanto y se muere llorando.

Y vivo convencido del triste desengaño
que encierra aquel enigma del vivir suspirando…
Sólo sé que de cierto sólo existe el engaño
y que la vida misma nos está traicionando…

Tengo la certidumbre de que no hay dicha humana,
de que el goce es anuncio de una pena cercana…
¡Por eso siempre vivo escéptico y huraño!

Desde que tuve el uso de la razón serena
y conocí el horrible secreto de la pena,
desde entonces la vida me causó mucho daño.

Gabriel Villagómez Viteri
guayaquileño