El surco estaba ya listo,
preparado con amor;
abonado con ternura,
con poesía, con canción;
y se implantó la semilla
dulcemente, con fervor:
¡y después de nueve lunas
seremos padres tú y yo!
Febrero de 1981
Francisco E. Pérez Febres-Cordero
guayaquileño; 1934-2010