Enero miraba impávido
pasado y futuro. Eterno.
En los primeros diluvios
se descolgaba el invierno
i germinaba una vida
dentro de vientre materno.
Hoy, canta en frutas y flores
todo el norte del planeta:
y en la madre se adivina
del nuevo ser la silueta.
I tras el corto verano
impugnado un doble otoño,
¡orgullosos mostraremos
al mundo nuestro retoño!
Francisco Pérez Febres-Cordero
guayaquileño; 1934-2010