En este nuevo Día de la Madre
-- desfigurado y mercantilizado --
yo, el de a la antigua el corazón chapado,
lo pongo ante los dos: la madre, el padre.
Para mí, no habrá quien mejor encuadre
al padre-madre más idealizado
que ustedes: sin su amor, sin su cuidado,
su guía, su consejo, padre, madre...
¿cómo hubiera franqueado cien reveses?
I si a regañadientes oí un consejo,
seguirlo, dividendos dio con creces.
No espero que sea tarde, aquí les dejo,
ya también padre tres y media veces,
el corazón de un hijo-poeta añejo.
Francisco Pérez Febres-Cordero
guayaquileño; 1934-2010