pero no es conveniente
pues no se sobrevive con los sueños.
Si todos nos sentáramos
a escribir versos tristes
por todas las maldades
que agobian a los hombres
directamente fuéramos al caos.
La vida se construye
trabajando, educando,
extendiendo la mano
activa, no pasivamente.
Pensando
que aunque pronto nosotros moriremos
preparamos el mundo para aquellos
que nacerán mañana.
Después de muchos siglos,
cuando la humanidad al fin llegue
hasta el tope de esta escala
segura que ascendemos,
en la memoria universal
seremos
imprescindiblemente recordados.
Francisco Pérez Febres-Cordero
guayaquileño; 1934 - 2010