Muy pronto, hermana mía, dejarás las muñecas:
quedarán olvidadas en un negro rincón
y las caricias de antes se cambiarán en muecas
y olvidarás cantarles la nocturna canción.
Y después de algún tiempo, dejarás los ,,Penecas''
y los libros de cuentas de grata relación;
y, a hurtadillas primero, ya verás que los truecas
con novelas de amores que leerás con tensión.
Vas creciendo, hermanita... y me invade la pena
pues se va con tu infancia la carcajada llena
de ingenuidad y júbilo que alborozó el hogar...
Y para verte siempre infantil y sonriente
guardaré tu figura así dentro mi mente,
donde jamás el tiempo la ha de poder cambiar.
Milford, 1954
Francisco Pérez Febres-Cordero
guayaquileño; 1934 - 2010