El día es una lágrima que crece
para ahogar esperanzas e ilusiones;
es una flor que brota en convulsiones
y empieza a florecer y no florece.
El día es un infante que se mece
de la rama de un árbol de emociones;
haz de luz enmarcado entre crespones;
algo que ya cuando casi es, fallece.
El día es una sucesión de sueños;
es un reloj que en cada campanada
va matando impasible mil empeños;
es punto suspensivo; fe burlada;
cesto donde se arrojan los ensueños;
un suspiro del Tiempo. Un día: ¡nada!
18 de junio de 1968
Francisco Pérez Febres-Cordero
guayaquileño; 1934 - 2010