«La tierra es el remanso
supremo de la vida que se agita en su faz».
—A. Morenos Mora.
Otra casa, otro cuarto y también otro lecho.
(«Vivir es ir cambiando de lechos, nada más...»
El primero una cuna y el último el estrecho
ataúd de madera que se deja jamás).
Otro colchón mullido para mirar el techo
en mis horas de hastío. Pronto, cama, sabrás
todo íntima congoja que lleve aquí en el pecho:
en las noches de insomnio mi monólogo oirás.
Pero tendré algún día que reanudar mi viaje
y he de hallar otras camas en mi peregrinaje
donde acostar mis huesos, hartos de ir y venir.
Y una noche en un bosque con árboles de piedra
encontraré a la sombra de alguna vieja hiedra,
un lecho donde pueda para siempre dormir.
Francisco Pérez Febres-Cordero
guayaquileño; 1934 - 2010