A Jacinto Santos Verduga
Yo, que tengo el propósito perenne
de dar todo de mí, de ser más bueno,
siempre quedo burlado o se interpretan
equivocadamente mis empeños.
Yo, que anhelo ayudar a los que sufren,
ayudarme a mí mismo no consigo.
Cuando quiero ser luz, ya llega el día.
Cuando quiero ser fuente, crece el río.
Yo, que me esfuerzo por sembrar rosales,
he cosechado con frecuencia zarzas.
Y cuando extiendo en amistad la mano
hay en ella un puñal que hiere o mata.
Cuando quiero explicar, no hallo palabras.
Y si anhelo entender, nada comprendo.
Yo, que voy tan puntual a todas partes,
llegaré con retraso a mi sepelio.
17 de noviembre de 1966
Francisco Pérez Febres-Cordero
guayaquileño; 1934 - 2010