La batalla de la vida

Al Dr. Jorge Luis Aúz

Soldado en la batalla de la vida,
estoy quemando mis postreros versos;
los combates me han sido siempre adversos
y la guerra ya está casi perdida.

Mas no terminará mi alma rendida
aunque están mis propósitos dispersos
y no hay días de paz, tranquilos, tersos,
ni un bálsamo total para la herida.

Hay que pelear hasta el postrer aliento.
Que se sabe el final de la batalla
no debe de causarnos desalientos;

el mérito es, sin miedo a la metralla,
no pedir tregua no exhalar lamento.
¡No importa si no habrá ni una medalla!

Julio de 1967

Francisco Pérez Febres-Cordero
guayaquileño; 1934 - 2010