Muchacho de los barrios, que juegas la pelota
en medio de la calle, por falta de lugar,
hermano de los barrios, no puedes ni llorar,
pues se convierte en sangre de llanto cada gota.
Cubierto el cuerpo a medias de ropa suelta y rota,
entrando de la vida al rudo batallar
desde que, niño, empiezas recién a caminar
nunca a tus lacios, ¡nunca!, la fresca risa brota.
La sociedad te trata de manera inclemente;
no te procura medios de enseñanza moral;
creces entre prejuicios y te haces delincuente
pues te pones por norma devolver mal por mal.
Ojalá te comprenda un poco más la gente
y te ayude a ser alguien, de la Patria puntal!
Julio de 1959
Francisco Pérez Febres-Cordero
guayaquileño; 1934 - 2010